Entre
Sueños y Realidad
Malos
tiempos, siempre fueron malos tiempos para buscar el primero, segundo, tercero,
cuarto empleo...Mucha prosa y ninguna oportunidad..., más cansada ante tanta
oposición; otra vez la instancia (irónicamente), sé vio rellenando nuevamente
en el cafetín de al lado del Instituto de Previsión, sito en la C/
Sagasta,nº-6.
No tenía pensado echarla, pero el
frió, azotaba mí cuerpo al salir y mí resistencia, tanto física como moral,
sino me apresuraba atenderlas, posiblemente no tardaría en verlas por el suelo
rodar, así qué, rindiéndome a ambas míseras impotencias ...,empuje la puerta y
nada más hacerlo, todo mí cuerpo, inmediatamente lo agradeció, pues, una oleada
de calor humano y extrahumano junto con el aroma del café, a mis sentidos como
un bálsamo, aliviaron y a mis ánimos reanimaron.
La cafetería estaba hasta los
topes, eran las once y los funcionarios al sonar la penúltima campanada…. De
los ministerios ya han volado y en la barra sé apiñaban: Tres, cuatro y
cinco filas sin orden ni concierto, la algarabía rayaba entre la alegría de un
recreo infantil y la sesuda aclamación bursátil... ¡Un cortado! ¡Cuatro
desayunos! ¡Un montado! ¡Una tortilla! y ¡Tres de
morcilla!..¡¡¡Marchandoooo!!!.
Si...Cualquier
coincidencia con la realidad...Es, ¡Pura verdad!...Sí, si dijera lo contrario,
sería la profanación de dicho momento...Sí, la barra sé hallaba aparatosamente
solicitada, pero la atención que la darían sería tan efímera, como el tiempo
que durarían de satisfacer sus vaciados estómagos, con una taza de café ó el
engullimiento de un trozo de pastel ó de morcilla, que posiblemente no
pidieran...Más eso no importaba…. Lo realmente esencial é indispensable é
irrevocable, era dejar por unos momentos, la ilegalidad en la que se estaba
incurriendo, por el mero echo de parlotear, cuchichear, musitar, cotilleando, murmurando, calumniando
é injuriando, como las más expertas "Comadres de la Corrala"...Nada
más y nada menos, que durante una digna, decorosa y servil jornada de trabajo,
quebrantando una de las mayores leyes del Estatuto de Productibilidad de la
Empresa...
¿Pero que sin embargo!, con la
actitud brillante, diligente, eficaz, rápida y celosa, con la que sé aplicaban
a semejante derecho de la media hora,
del famoso "Bocadillo Maden in Spain"… fiel é intocable” institución del Trabajador"...Solo
é intransferible, en susodicho país. Haciéndose cumplir con un ritual, que casi
raya en lo religioso, firme, honroso, exacto y puntual en su duración
¡Legal!... ¡jemmm! Era más que
suficiente para cualquier empresario que se honré...Ignorar el resto de
incumplimientos laborales de quita me esas pajas.
¿Funcionarios?...Sí, allí estaba la
plana entera, incluidos: Jefes, jefecillos, directores, directorcillos, en esto
la ética profesional no sé anda con remilgos.
El cafetín, era acogedor...Las
mesas, sin embargo no estaban tan solicitadas...Era la hora, de grandes
ilegalidades-legales-laborales...Pero no de reposo, sosiego y deleite en
observar como: Ríe, sonríe, llora, solloza, respira, jadea, tose, habla,
gesticula, mira y no...¡Ven!... lo que les rodea. Eso, no entraba en el código de la "Ley
de Vagos y Maleantes"...No, no estaba legislado, luego ni sé podía cumplir
ni infringir...No, ¡No existía! , por eso, tantas veces me he sentido extraña,
de paso, como en una estación equivocada de este planeta, sensación que a lo
primero me hizo experimentar algo semejante a la marginación, pero que tras iba
transcurriendo ese tiempo inefable de mí vida, consiguió hacerme creer al
final…¡jemm! Ser obsequiada por esta, de
un gran privilegio, velado totalmente al resto de los humanos.
Por eso, más tiesa que un ajo, con
miedo a romperme, por el hielo ya almacenado en mis huesos, me dispuse a ocupar
una de ellas, donde sus sillas parecían damas, con carné de baile, en espera de
que alguien sé fijara en ellas, por lo que yo, no, no para danzar ¡Claro esta!,
intente con mucho cuidado, doblarme ante una, y casi, como pidiéndola disculpas
por mí actitud, una vez sentada, con ambas manos, acogí el asiento y lo
palmoteé...Más que nada, por su cordial acogida ante mi osado agradecimiento.
El servicio, aunque diligente,
activo y vivo, pues era tanta la atención demandada por la barra, que el
camarero de las mesas, sin oportunidad a replica, sé encontraba sujeto por
ella, por eso la tardanza a mí requerimiento...Aunque una comanda, en la mesa
puede resultar uno de los más irritables y desesperantes momentos. En los que
tus nervios, en fase ya totalmente estribados pueden llegar a soportar...Simple
y llanamente, por el mero echo de intentar encontrar al camarero para
pagarle...Llegando a veces a una paranoia persecutoria por su figura llegar
atrapar..Ya que esté, aparece y desaparece, antes de que tú garganta pueda la
primera palabra articular...¡Y!, si es qué no has pedido nada, te queda el
pataleo...¡De largarte!, esfumarte, pirarte...¡Vamos!, darte el bote...Ir
te...Pero ¡Ah, amigo!...Más si la prudencia, las buenas maneras, la ética de
una educación "trasnochada" te deja envainado, vamos quieto, porque
la pasta, la guiíta, la mosca..¡Vamos!, el parné...Es decir, la dolorosa de
susodicha consumición, tienes aún que acoquinar, soltar..., pagar, ¡Ah!,
entonces quién se bate como un condenado... ¡Ja!, en este caso es, tú
conciencia, entre: El Estrangulador de Londres y el Santo Job, bíblico...Yendo
todo ello a parar en una psicosis Hitchochliana, imposible de su tensión
sostener.
Pero, este, afortunadamente, no era
hoy, en esos momentos mí caso...No, por ello no dejado de experimentar en otras
ocasiones...De ahí, qué casi ese defecto camareril; hoy, lo viera con gran placer, hasta el punto
de creerlo una virtud.
Me flote las manos, y
me dispuse a fumar un pitillo, necesidad que experimente hace ya algún tiempo y
que solo aflora, en esos momentos intermitentes de ambigüedades, los que creo, la mujer posee, y que reflejada en ellos a ambos
sorprende....Pero no era momento para desarrollar ninguna tesis, aunque la
verdad era que hasta el color, y el calor de la llama, me embelesaban, por lo
que con ansiedad, aspire una calada y expeliendo el humo con la mirada perdida en
la nebulosa de los pensamientos...Traspasé el cristal de la ventana é hice que
sé detuvieran en los gases y vaho que adheridos a el, sé hallaban con una
cierta burlesca ironía, ante la otra cara que sé encontraba afuera: Nubarrones
negros, que en lluvia sé transformaban, y como lagrimas de estrellas, en el
cristal prendidas sé quedaban...¿Lagrimas?...¡Ellas!,por el sé
deslizaban...Pe...,pero y las mías...¿Donde depositarlas?.
El viento huracanado silbaba ó...
¿No era el viento?... ¿El huracán? ¡¿Qué huracán?!
La orquesta, los timbales, las
trompetas, golpeaban una y otra vez mi cerebro... ¿Imágenes?...
¡Sí! ¡Sí!..Imágenes a velocidad de
vértigo é igual que en las películas mudas...El sonido, el grito... ¿Donde
estaban?...Su frente empapada manaba... ¿Lagrimas? Y su cuerpo como un látigo,
entre las sabanas sé sacudía de un lado a otro en zigzag...Como un rayo tras el
relámpago...Más, de pronto, la vibración del violín por el laberinto de sus oídos...Con
todo su derecho sé introducía hasta su cerebro y hasta las más profundas
tinieblas de sus sentidos y con sus caricias,
la calma hallaba y ante él, su cuerpo y su alma, nuevamente revivían.
Una voz, la volvió a la realidad.
-¿Dígame? -.Era el camarero...Le
pedí un desayuno é inmediatamente me lo trajo...A lo qué yo, antes de que sé
fuera, le abone la consumición...Más que nada por la experiencia adquirida.
Mientras el aroma del café, llegaba
más directamente a mis sentidos...Deje unos segundos nuevamente a mí mirada
errática vagabunda, fisgonear.
La oscuridad de la tormenta sé
estaba apoderando de la tibia luz de la mañana, por lo que los farolillos del
cafetín, saliendo en su ayuda… Impregno
el ambiente de una amarillenta luz de polvo de oro dejándose ver cada vez con
más fuerza como sol en el ocaso incandescente, dando al ambiente una atmósfera
de película antigua...Y todo ello, en mí, acentuaba el encanto. Descendí de las
alturas y una pareja sé estaban besando, un grupo de jóvenes parecían estudiar,
otro, estaba solitario, quizás rellenando el numero de instancia: Catorce mil
setecientos cincuenta y nueve...Para ocupar tres escasos puestos de tan
codiciados funcionarios...Eso, ¿Si que era echarle moral!...La mía, en el bolsillo
sé hallaba, pero su tentación ya no me cegaba.
Volví la cabeza y me vi. Observada,
por lo que me sentí sorprendida, ya qué lo lógico era que yo, fuera la
observadora no el objeto de observación...Esto, resultaba chocante,
¡inverosímil!...No ,no porque me creyese poco digna de semejante atracción,
sino, porque personajes como yo, somos
especies raras.., y no digo ya con mi juventud, eso es ya de laboratorio. Era
¿Una pareja?...Bueno, hombre y mujer eran, él, un chico alto, corpulento, con
bigote y pelo abundante castaño...Vestía como un estudiante, con chaquetón de
pana y zapatillas deportivas. La mujer, era bajita y algo regordeta, por su
pequeña estatura, no es que fuera mayor pero tan poco era ya joven...Falda
gris, chaquetón gris, medias negras y zapatos de mocasines, pelo corto de mujer
sin diseñar, tenía pinta de ser de aquellas estudiantes, que habían sido
expulsadas de aquellos grupos católicos de seglares para abajo por no haber
sido lo suficientemente avispada, bien para ellos ó bien para ella...Llevándose
como único diploma su doctrina prendida en ella como una segunda piel, sin
poderse desprenderse jamás de ese estigma papal.
Intente dejar mí atención sobre
ellos, pero mí subconsciente no dejaba de archivar datos que me transmitía como
hondas en alfa, requiriendo mi atención, por lo que echando un vistazo de
telescopio, mí cerebro iba haciendo su lectura correspondiente:
Por lo pronto, el chico tan
atlético, de él, me decía, que padecía
una paraplejia cerebral. Que la chica, en un principio estaba sola,
acercándosela después el muchacho...Que pasado el tiempo, pidió al camarero un
café americano en vaso largo, que el muchacho, al cogerlo tenía dedos y manos
agarrotados y sus movimientos de cuerpo y pies, casi rayaban en la
epilepsia...Que la mujer parecía hablarle de mí...Y que de un momento a otro
vendría requiriendo mí ayuda... ¡Bien, mensaje recibido!..Más, ahora mi
perplejidad era mayor...Pues entre vistazo y vistazo, mí subconsciente, me
estaba comunicando...Que la mujer sé estaba acercando.
-.Perdone, no sé por que, su imagen
me ha dado confianza para acercarme y decirla en la situación en que me encuentro.
-.Bien, usted me dirá.
-. Vera, ve a es joven, que esta en
esa mesa, pues hace unos minutos entro y no sé porque sé dirigió a mí, y me
dijo que si le podía pagar un café, yo al verle en las condiciones en las que
esta, le di asiento y le dije que sí. Dice que no es de aquí, que esta en una
pensión en la calle Ferraz, y que sufre ataques epilépticos, que si le podía
acercar a la pensión...Pero es que yo sola no me atrevo no vaya a ser que sé
ponga peor.
A todo esto, un señor mayor alto y
con clase, de abrigo de moda de mucha clase..."LODE", tan puesto de
moda por una legal clase; sombrero de
igual color, y bigote de gran prestigio, como insignia de un prestigioso
"Club Privado", ¡Único!, y dirigente...,durante ya demasiado
tiempo...,en un país, donde siempre en su suelo, surgieron mil y una insignia y
todas las culturas del mundo...Sin que por ello tuvieran que sobresalir ninguna
a costa de sepultar a las otras. Pero lo cierto es, que de todo ello, tan solo
quedaban en el registro de millones de gentes, que olvidar no querían, aquellas
viejas glorías de un país glorioso, para poder así, seguir sobreviviendo,
aunque fuera en los arrabales, extramuros de ese legal y único "Club
LODE" que muy bien como bandera lo exhibían y sabían sacar partido...Por
eso, frente a lo que me estaba exponiendo dicha mujer; tomé inmediatamente la
decisión de pedir tan legal ayuda ante tan fiel representante de la justicia
humana y divina durante casi cuarenta
años en mi país...Especie de extirpe, dada a procrearse y extenderse por sus
principios morales según ellos, (a extinguirse con un poco se suerte según
yo)... Por lo que con tan integro personaje frente a mí insignificante persona,
no resistí la tentación de exponerle dicho problema tan evidentemente humano,
pero que quizás por caer en manos de tan débil sexo, podría resultar tan
fallido y poco misericordioso precisamente por esa falta de capacidad para afrontar
la adversidad de esta vida de pecadores.
-.Perdone caballero, que ose
interrumpirle...Pero vera (Le explique dicho problema, junto con la susodicha
señorita). Pero la caridad cristiana de esté caballero, al salir de su casa, ya
la había satisfecho con una limosna y por lo visto, el hacer otra, sería una
ostentación ¡Casi!, lujuriosa, en un humilde católico, que solo aspiraba ha
cumplir con una obra diaria, y esta, ya estaba saldada por este día...Por eso,
si el dinero toda gula pagar puede (Y él de eso poseía mucho), sus ángeles bursátiles de limosnas le decían
que estaba en números rojos hoy ya… Luego no tenía que saldar ninguna hasta la
mañana siguiente, que al salir del portal se santiguaría.
Eso sí, nos ofreció pagarnos un
taxis, en vista de que él, tenía que ir a leer el periódico y echar la partida
de la mañana, en el Circulo Militar, de la Gran Vía...Ya que como yo intuía,
era uno de los "Jubilados Gloriosos" de cierta "Victoria",
que por lo visto, existió un cierto día.
¡Bien!, allí me encontraba con una
mujer y un problema...Ante los cuales, nunca pude darles la espalda, por lo
qué... ¡Para que buscar más soluciones!...Si frente a ella, nada más y nada
menos…
Tenía a mí persona….¡Chachannn! El
séptimo de caballería.
-.Vera, no sé preocupe...Yo, tengo
coche, lo único que puedo hacer es acercarlos.
El chico, era majísimo, fuerte,
alto casi, casi me costaba creer que fuera parapléjico, porque al verle caminar
desde luego no cabía duda. Ella, subió a la parte de atrás y él, a alante. Esta
situación me tenía muy expectante, totalmente obnubilada. Desde luego la mujer,
parecía propiamente dicho, una hermanita de la caridad, por sus modales y la
forma de tratar de calmarlo por la espalda, y una de las veces él, intento
cogerla la mano acercándose un poco...Y, no sé, por qué...,me sentí idiota en
una situación idiota..¿Por que?, no lo sé..., son esas pequeñas ráfagas de
lucidez que las mujeres llámanos...Intuición, y que yo, la denomino
"Alarma roja del subconsciente".
Mi conversación era muy lacónica,
porque al no entender nada no podía ser muy explicita, pero ellos, en su
lenguaje, el de él, ininteligible...Por lo visto la decía, que estaba muy
sucio, de estar tantos días en Madrid, y que quería lavarse la cabeza, pero que
no podía..., que por favor le ayudáramos alguna...Y, aquí, llega mí gran
paradoja y como las circunstancia te enredan en lo que ver con tigo nada tiene.
La mujer, me comunico que tenía que ir a la casa de una anciana y una hija
paralítica a cuidarlas. Pues su trabajo consistía en hacer guardias
particulares a personas enfermas. Es decir a esa serie de gentes pudientes que
su misericordia, no permite que el menos pudiente pierda la oportunidad de
cumplir con la parte de caridad que pueda corresponderle.
El joven, iba explicando que sé
encontraba en Madrid, porque había venido a ver a un médico, que llevaba una
semana, y que por la tarde cogería el tren, pero insistía en que sé encontraba
muy sucio y quería lavarse la cabeza. Todo esto estaba ocurriendo muy rápido y
no me permitía reflexionar, ante la nube ó nubarrón que sé estaba avecinando
sobre mí cabeza...¿Por que uno, sé deja llevar por las situaciones, cuando tú
subconsciente te esta advirtiendo?...No lo sé...Allí estaba con él intentando
que subiera las escaleras, torpe muy torpemente, a sus piernas dobladas les
costaba dominar a sus píes para coordinarlos hacía los escalones y sus manos
agarrotadas como garfios, hierros torcidos intentaban agarrarse a mí, mientras
el movimiento de todo su tronco carecía totalmente de control. Por fin subimos
los escalones y una vez frente ala puerta, viendo que su torpeza sé acentuaba,
sé conoce que decidió darme la llave para que abriera yo, por lo menos así lo
entendí.
Por lo pronto la pensión, no era
tal pensión más bien piso antiguo, pero piso. Todavía me encontraba en esa
situación mental rara, de que entre lo que ves y lo que te esta sucediendo...No
cuadra, pero que aún no te llega esa capacidad de reacción que expectante estas
deseando de un momento a otro… Por lo que sin más remedio, dejas que vayan
ocurriendo las cosas casi, casi con la mente en blanco.
Una vez que la puerta tras nosotros
sé cerro, él, sé fue quitando torpemente el tres-cuartos de pana marrón
claro...Yo, a todo esto esperaba, pero
no sé qué, mí capacidad critica y analítica, por arte de magia sé había
esfumado. El, con sus manos y sus brazos torcidos y su boca casi babeante,
articulaba un montón de palabras entre las que entendía: Agua, lavabo, toalla y
como quería explícamelo cada vez más deprisa, sé ponía nervioso...Nunca, nunca
me había encontrado con una persona así, pero lo cierto es que la primera
impresión que te da es de desvalido y el primer impulso tuyo es de protegerle y
hacerle comprender qué, sí, que lo estas entendiendo y que sé calme...Por eso,
creí que ya era hora de dominar la situación presente.
-. Bien, clámese, le entiendo, le
entiendo perfectamente. El mientras tanto, no paraba, andando por el pasillo
diciéndome.
-. Aaaaaaquí, aaaaaaquí. Por lo que
me limitaba ha seguirle...Y, respirando profundamente..., cerré y abrí los ojos
todo lo que pude...Como diciéndome a mi misma: ¡En que lió te has metido! Iba
directo a lo que parecía ser un dormitorio y abriendo el armario, cogió la
toalla y riendo me la mostró, con una sonrisa casi entupida...Yo, continuaba
asintiendo con una especie de mueca...El, parecía tan animado como un crió, y
con una precipitación tosca, sé quito el yérsey y la camisa, quedando de
cintura para arriba desnudo, mostrando un robusto y hermoso tórax...De verdad
que del estado de estupefacción, aún no había salido, pero es que ahora, frente
a él, con su cuerpo perfectamente erecto y musculoso, y su cara, nada que ver
con la anterior...Cuyas mandíbulas desencajadas, abrigaba a su labio inferior
mordérselo, dándole ese aspecto de subnormal inequívoco… Ahora el que tenía
ante mí...Excelso, clásico de puro dios griego...Mí estupefacción y pasmo, sobrepasaba al mas extremo de los
asombros...Mí situación casi cata tónica..,sé...,sé diría que estaba casi
muerta, si no fuera por que mi respiración, poco a poco en su continuo avance
de aceleración cardiaca, por ese bombeo alarmante de mí corazón ¡Único órgano!
qué me obligaba a intentar reaccionar, hubiera dejado de seguir administrándome
oxigeno y sangre a mis pulmones y cerebro.
Pues, si, la situación y el desenlace
en su cerebro parecía crítico, aunque no histérico...Más bien ante aquel
histrión, bufón, actor farsante hipócrita de comedias antiguas...Sintió que
venía nuevamente en auxilio en aquella pesadilla ¡¡¡Chaikovski!! Pero esta vez
con toda su sinfonía nº-6, La Patética...Sí, si con todos sus movimientos
...Incluido su Adagio Lamentoso, pues la situación sé presentaba trágica...Y,
ante ella, solamente podía salir menos dañada, si su queja la transformaba, en
una simple conformidad doliente, como La Patética misma la indicaba.
Los momentos fueron interminables,
que, qué pasaba allí, las fuerzas de la naturaleza, sé habían puesto todas de
acuerdo revelándose y creando semejante prodigio ó mí enajenación me había
trastornado tanto...Que la injusticia que sentí de la creación ante ese
muchacho, mí pensamiento la estaba corrigiendo, dando le la dignidad que en su
velada hermosura le pertenecía...Y por eso, de seguro creía en mí alucinación
verlo así...Sí, si, eso sería. Tanta era mí soberbia, que me creía con más
justicia que el mismo Dios.
Pero una voz, clara, potente y
varonil, la obligo a darse cuenta enseguida de que aquello no era una simple
enajenación mental, sino toda una realidad, que la saludaba con una reverencia de aquellos caballeros de
comedia del Siglo de Oro.
-.¡Voilá!...¡Ja! ¡Ja!..¡Ya! ¡Ya!,ya
sé, que tú no piensas que esto es Lourdes...¡Jeeem!, tú otra amiga, si lo
hubiese creído, afortunadamente al llegar tú, cambio mí suerte...Y la apuesta
ya es mía. Ahora la que no acertaba articular palabra era ella.
-.¿Uuuusteeed? ¿Uuusteeed
-¡Sí!, sí muñeca
¡Voilá!..¡Chachannn!..¡Yo! ¿No soy genial?..¿Di? ¿Di?- Su voz no era ya clara y
varonil, sino que como una tormenta de invierno, esta, se iba volviendo poco a
poco, más turbulenta, alterada y jadeante. Sus ojos sé iban dilatando, cada vez
más en esa expresión de obseso, vicioso y paranoico...Por lo que
inmediatamente, la catalepsia que estaba padeciendo ella, desapareció y su
capacidad de reacción, empezó a funcionar. Efectivamente no se hallaba en la
casa de un enfermo fisco, sino en la de un psicópata.
-.Solo pensar que te la podía pegar
a ti...Me la ponía dura como un garrote, mira, mira.- Se desabrochaba el
cinturón y sé bajaba los pantalones, mientras sé acercaba a ella y salvando las
distancias que les separaba, cogió
su mano y llevándosela rápidamente
a sus partes genitales a la vez que como un animal jadeaba.
-¡Ves! ¡Ves! lo que has echo...Me
he corrido...Pe..., pero ahora, adivina donde lo voy hacer de nuevo.- Su mano
no llego ni tan siquiera a rozar el slip, claramente delatador de lo que aquel
loco le decía. Porque su indignación, llego a ser tanta, ante aquella absurda
situación, en la que... ¿Quién?..El destino, la casualidad... ¿Quién? ó ¿Que?
Jamás en su vida había practicado semejante defensa, pero cuando sé vio cogida
por la mano, encaminada de una forma tan vil, baja y despreciable. Sus pies
dieron tal agilidad de salto, que fue aparar derecho y seco, hacía el camino
que parecía ser..., no tenía más remedio que ir su mano.
-¡Despreciable gusano!, a esto te
lleva tú bajeza macho cabrio -. Inmediatamente se vio libre al grito de esté, que con las manos en sus
partes, como víbora apaleada sé retorcía.
-.¡Hija de puta!, juro que me las
vas a pagar todas juntas.- Mientras tanto está, trataba de salir corriendo por la puerta de la habitación, que
sé encontraba abierta, pero cuando casi iba a cruzarla, su pie esta vez sé vio
atenazado, por lo que a su contacto...Como fue y de donde la salió tanta destreza
y fortaleza...Tan poco jamás llegaría a explicárselo, pero la arremetida fue
perfecta...Con el pie, preso, sujeto y apoyado en el suelo, hizo girar a todo
su cuerpo en una vuelta de trescientos sesenta grados, mientras que con el otro
en el aire, golpeaba fría y serenamente acertado el rostro del mezquino joven,
que al caer arraso con sigo un televisor, junto con un mueble que lo sostenía,
clavándosele parte de la pantalla en la cara y manos y cuya sangre le empezó a
manar.
El estruendo de los muebles unido
con los gritos en el silencio, efectivamente vacío del piso...Fue tremendo.
-.No decías que estabas solo...Pues
¡¡Grita!!¡¡Grita!!, cobarde, mezquino, ruin...Para que no sé te olvide nunca
cabrón tú gran felonía y recuerdes toda tú vida está, tú gran apuesta.
Teresa Martínez de las Heras.
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